lunes, 18 de marzo de 2024
Conferencia sobre Walt Whitman en el Instituto Franklin-UAH, Alcalá de Henares
domingo, 17 de marzo de 2024
Entrevista capotiana a Marta Renato
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marta Renato.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un pueblo tranquilo en los Pirineos.
¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a
la gente; me gusta conocer gente nueva porque siempre aprendo algo. Aunque
también necesito soledad en pequeñas dosis.
¿Es usted cruel? En mi faceta de
escritora debo ser cruel. Los protagonistas que no sufren no mueven la historia
ni son interesantes, así que después de crear los personajes con mimo, inventar
su pasado, familiarizarte con su carácter y su forma de pensar… ¡toca hacerlos
sufrir! Y no negaré que a veces disfruto ideando situaciones límite que los
obligan a tomar decisiones imposibles.
¿Tiene muchos amigos? Mi círculo de amigos
es reducido. Me gustaría conservar mejor algunas amistades, pero las distancias
y los deberes del día a día lo dificultan.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco cualidades,
sino personas con las que sienta cierta conexión.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Todo el mundo
decepciona de vez en cuando. Yo he decepcionado muchas veces a los que más
quiero.
¿Es usted una persona sincera? Sí, no
suelo mentir, aunque también me callo muchas verdades que sé que no gustarán.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Viajando con mi
familia y leyendo en los ratos de descanso.
¿Qué le da más miedo? Un estado
de desesperanza y estancamiento, con la certeza de que todos los días futuros
serán iguales, sin expectativas ni ilusiones nuevas, y que no podré escapar.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Quizá las mentiras manifiestas, esas que demuestran que el mentiroso está
tratando de tontos a los demás.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa,
¿qué habría hecho? Me
considero escritora porque escribir es la ocupación que más me apasiona y me
llena, pero la administración pública es quien paga mis facturas. Empecé una
carrera en ciencia y abandoné por la precariedad laboral del trabajo de investigación.
Entonces, me especialicé en comunicación científica y en mi empleo actual cumplo
sobre todo tareas de gestión.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Natación.
¿Sabe cocinar? No se me da muy bien porque tiendo a inventarme
las recetas sobre la marcha y el resultado no siempre es el esperado.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A una mujer
emprendedora en una región con un desarrollo económico bajo. He leído algunas
historias sobre ellas muy esperanzadoras.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Sabiduría.
¿Y la más peligrosa? Nosotros,
en contraposición a ellos (o cualquier otra forma de hacer referencia a un
colectivo que consideramos separado, distinto y con menos derechos).
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Solo a ciertos
personajes de mis historias que me complican la trama y acabo pensando si puedo
matarlos de alguna forma rápida.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierdas,
aunque los últimos meses he estado bastante desconectada de la política. Los
políticos sí que me decepcionan constantemente, mucho más que mis amigos.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me
conformo con ser la persona que soy. O quizá me gustaría ser una persona que no
padezca migrañas.
¿Cuáles son sus vicios principales? Tengo debilidad por
los dulces.
¿Y sus virtudes? Que suelo abstenerme
de opinar sobre temas que no me conciernen.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mis últimos
pensamientos serían para mi familia.
T. M.
sábado, 16 de marzo de 2024
Aly Herscovitz, una amante de Pla en un campo de exterminio
Publicado en La Razón, 22-I-2024
viernes, 15 de marzo de 2024
Entrevista capotiana a Ignacio Orovio
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ignacio Orovio.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si hablamos de un microespacio, mi sofá. Si me
dais algo más de margen, elegiría el Montseny.
¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a
la gente.
¿Es usted cruel? Cínico, a veces.
¿Tiene muchos amigos? Sí. Algunos desde
hace dos décadas o más.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sentido del humor, fidelidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No.
¿Es usted una persona sincera? Lo
intento.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? En mi huerto, o
corriendo por la montaña.
¿Qué le da más miedo? Morir.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? En primer lugar, el desequilibrio entre ricos y pobres,
pornográfico, hardcore, demencial. En segundo lugar, que la política se haya
convertido en una fe, de manera que no importa si los tuyos son corruptos, o
inútiles, o las dos cosas: los votas igual.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Leer obsesivamente para
conseguirlo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Corro por
la montaña, a veces salgo en bicicleta de montaña.
¿Sabe cocinar? Algunas pocas cosas muy simples. Lo que
mejor se me da es aprovechar ingredientes random de la nevera para platos
decentes.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A mi tío Luis
Monreal, arqueólogo y gestor cultural. Un fenónemo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Agua.
¿Y la más peligrosa? Ultra.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? En realidad no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Muy de izquierdas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Hacker,
detective,
¿Cuáles son sus vicios principales? El chocolate, el
vino, zampar.
¿Y sus virtudes? Diría que la
constancia, la energía, la fuerza de voluntad.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? ¡Un flotador, un
flotador!
T. M.
jueves, 14 de marzo de 2024
Reseña de "Muy al norte en el turbio mar. Una historia de la literatura inglesa" en la revista "Quimera"
En el último número de la revista Quimera (483, marzo), he tenido la grata sorpresa de encontrarme con que José de María Romero Barea se ha ocupado de reseñar mi libro Muy al norte en el turbio mar. Una historia de la literatura inglesa (Guillermo Escolar, 2022). Quedo muy agradecido a quien tanto se interesa por mis libros con tamaño afecto y generosidad.
miércoles, 13 de marzo de 2024
Entrevista capotiana a Laura Gonzalvo
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Laura Gonzalvo.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Me encanta Barcelona. Dice
mi tío que con la edad uno busca regresar a los lugares de su infancia: los paisajes,
los olores, los rincones cargados de recuerdos y significados. Siempre pensé
que en mi caso no era así, ya nunca he sentido el deseo de volver a vivir en el
pueblo en el que me crié. Sin embargo, tengo ese sentimiento con Barcelona
ciudad. Creo que es porque allí viví los mejores y peores momentos de la
adolescencia y primera juventud.
¿Prefiere los animales a la gente? No. Prefiero a las personas, para lo bueno y para lo malo.
¿Es usted cruel?
A veces. Pienso que todos lo somos en ocasiones. Una vez alguien, en un curso
de escritura, dijo que hay que entender a los villanos de las historias:
comprender que ellos creen en su verdad, que incluso cuando son crueles ellos
están de su parte.
¿Tiene muchos amigos? No lo sé. A veces siento nostalgia por amigos que perdí, otras me siento
muy afortunada por conservar otros tantos. Lo que creo que no he perdido del
todo es la capacidad por hacer amigos nuevos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Poder mantener una buena conversación. No es indispensable, a veces
tienes amigos con los que te unen experiencias o un gran afecto, pero la conversación
languidece. Sin embargo, los que siento más próximos son aquellos con los que
sin saber por qué nunca se acaban los temas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. En general no creo que «decepcionar» sea un verbo adecuado para las
relaciones humanas. Todos somos complejos y cometemos errores y tenemos nuestras
prioridades. La amistad es un acto de generosidad y cada uno da y recibe lo que
quiere y puede.
¿Es usted una persona sincera? En términos generales, sí. Pero lo soy por practicidad: miento fatal. Sin
embargo, hay cosas o matices que sé que es mejor no contar a todo el mundo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Tengo tres hijas y hace bastantes años que casi todo el tiempo libre lo ocupan
ellas. Ahora que las mayores ya han entrado en la adolescencia y la pequeña no lo
es tanto, me sorprendo a veces sin saber en qué ocupar las horas vacías. En
general las lleno leyendo, durmiendo o perdiendo el tiempo y cada vez estoy más
convencida de que eso no es malo.
¿Qué le da más miedo? Antes lo que más temía era la muerte. Desde que soy madre, el miedo ha
pasado a monopolizarlo cualquier desgracia que pudiera ocurrirle a alguna de
mis hijas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? La maldad o el egoísmo por
parte de una persona culta. Aunque la falta de cultura es algo que todavía me
deja fuera de juego, creo que el desconocimiento puede ser un eximente. En
cambio, cuando alguien ha tenido acceso a la cultura y al saber y decide obrar
mal, me parece intolerable.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? He
hecho muchas cosas en mi vida además de escribir de manera creativa: he sido cuentacuentos,
editora, redactora, directora de márquetin… Creo que también se me hubiera dado
bien ser maestra o librera, profesiones ambas que todavía no descarto. Sin
embargo, en otra vida, lo que de verdad me hubiera gustado es ser artesana. Ebanista
o joyera, por ejemplo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No soy demasiado deportista, pero desde hace años practico yoga con más o
menos regularidad. Lo que más me gusta de la práctica es lo que dice una de mis
profesoras: que lo bueno de no ser especialmente flexible o atlética es que
tienes toda la vida para practicar.
¿Sabe cocinar? Defina
«saber» ... Me las apaño para sobrevivir y que los que dependen de mí sobrevivan
también. No es que se me dé especialmente mal, el problema es que siempre se me
ocurren cosas más interesantes en las que invertir el tiempo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Patti Smith. No hace demasiado que leí su Éramos unos críos y me afectó profundamente. Creo que tendría ser lectura obligatoria en bachillerato
para que aquellos que tienen vocaciones artísticas o creativas vean de qué va
la película y que es duro, complejo, pero posible creer en uno mismo como
artista.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Libertad.
¿Y la más peligrosa? Libertad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? A nivel literal, no. Hay algo programado dentro de mí que rechaza la sola
idea de matar. Creo que tiene más que ver con la educación que con la biología
y muchísimo con la superstición. Siempre me ha consolado la creencia popular de
que cuando sueñas que alguien muere en realidad le estás alargando la vida.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Una vez respondí a una encuesta en la que a partir de ciertas preguntas concretas
te ubicaban en una gráfica y podías ver dónde estabas tú respecto a los
partidos políticos del momento. Quedé mucho más a la izquierda de lo que
esperaba, bastante más que el partido político al que suelo votar.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Creo que me gustaría ser yo misma, pero en todas las opciones que descarté
en su día. Por probar. No creo que haya una vida mejor que otra, pero siento
curiosidad por saber cómo hubiera sido de haber elegido la pastilla azul. O la
roja.
¿Cuáles son sus vicios principales? Soy muy dormilona y me encanta el café. Puede que una cosa quiera compensar
la otra. También me encanta pasarme horas bajo el chorro de agua de la ducha.
Es donde se me ocurren las mejores ideas. Ahora mismo, con la sequía que
tenemos en Cataluña, es un vicio imperdonable que he tenido que abandonar hasta
que lleguen tiempos mejores.
¿Y sus virtudes? Me
cuesta más hablar de virtudes que de defectos. Dicen que soy buena gente. También
dice, mi marido, que podría haber sido abogada defensora por lo que puedo
llegar a argumentar (discutir, pelear, morder) a favor de las causas en las que
creo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mis hijas, mi marido, mis padres, mi hermano, mis sobrinos y la yo que
podría haber sido en el futuro de no estar ahogándome ahora mismo.
T. M.
martes, 12 de marzo de 2024
Epidemias, un peaje inevitable en la vida humana
lunes, 11 de marzo de 2024
Entrevista capotiana a Iván Ledesma
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Iván Ledesma.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? ¿Le parece poco el estar ya atrapado en esta
insignificante mota de polvo perdida en el inconmensurable vacío infinito del
cosmos? Pedantería de broma aparte, si tuviera que estar en un sitio por
siempre jamás, tipo atrapado sin poder salir… que sea un resort de lujo en un
entorno montañoso idílico, con sus piscinas climatizadas, su biblioteca, su
cine, conexión a internet, enormes suites, que pueda venir familia y amigos…
Comodidad por favor.
¿Prefiere los animales a la gente? Todos
somos animales (Seguro que todos le han respondido algo por el estilo) Prefiero
los amigos, sean de la raza que sean. Hay gente que me repugna y animales que
me dan miedo.
¿Es usted cruel? Intento no serlo. No
siempre me sale bien.
¿Tiene muchos amigos? No. Conocidos y colegas muchísimos. Pero amigos, pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Las
mismas que llevo tatuadas en la piel. El código bushido en toda su extensión:
Justicia, respeto, cortesía, coraje, honor, benevolencia, honestidad y lealtad.
Ah, y risas, que, aunque quede fuera del código es tan importante como las demás.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Decepcionar es humano, olvidar y perdonar es divino.
¿Es usted una persona sincera? No, Soy
escritor. Vivo en una fantasía constante. Adorno todo lo que explico y exagero
cualquier hecho para hacerlo interesante y ameno. Mi trabajo es lo contrario a
la sinceridad. Eso no quita que, en lo importante, lo intente.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Como Bukowski, rascándome
los sobacos.
¿Qué le da más miedo? Lo que a
todos: Una muerte lenta y dolorosa.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Me escandaliza la banalización de las guerras, del
terrorismo, de la violencia contra las mujeres, de la anestesia que nos
provocan imágenes atroces, noticias terribles, relatos reales espeluznantes, que
de tan repetidos y vistos se hacen rutinarios.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Seguir como técnico
sanitario, descubrí hace tiempo que cuidar a gente como he hecho muchos años me
daba paz interior.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Boxeo. Y
largas caminatas.
¿Sabe cocinar? Sí. Pero solo postres y platos que engorden.
Y me sale todo bastante bueno para sufrimiento de aquel de mi entorno que
pretenda estar a dieta.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Llàtzer
Escarceller. Nunca suficientemente recordado.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? PAZ.
¿Y la más peligrosa? CODICIA.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Todos los días. Lo
maravilloso de ser un ser racional es que puedo decidir contenerme. Y de hecho
lo hago.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Enfadado y
desencantado.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una
gaviota. La gente les tiene miedo y asco y no tienen depredadores. Me encanta.
¿Cuáles son sus vicios principales? Soy vago y procrastinador
en extremo, divago mucho y me distraigo con cualquier cosa.
¿Y sus virtudes? Como Earl, intento
ser mejor persona. Aunque no tengo claro si me sale bien.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Ufff. Una peli
autóctona y encima ya la he visto. Vaya tostón. Fuera bromas: espero que sean
momentos divertidos y felices con la gente que quiero.
T. M.
domingo, 10 de marzo de 2024
Los enemigos del mérito
sábado, 9 de marzo de 2024
Entrevista capotiana a Sergio Mayor
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Sergio Mayor.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de
él, ¿cuál elegiría? Podría vivir en una cueva si
esa cueva está en Granada. Me admiran las propiedades psicogeográficas de este
lugar.
¿Prefiere los animales a la gente? No, no me interesan los animales por la misma razón que no
me interesan las personas. No llevo provisiones de gente a casa. La fealdad de
mi alma, supongo.
¿Es usted cruel? A veces, en la escritura,
poco, por falta de talento. Crueles son los escritores que conocen la crueldad
del mundo. Considere las hermanas Bronte, o Saki, o Patricia Highsmith. Son
sólo unos nombres.
¿Tiene muchos amigos? No. Tampoco enemigos.
Cultivo la cortesía, pero no la amistad. Soy un tipo de poca sociedad.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? El alcoholismo. Que
no vengan por casa. Que sean intrascendentes. Que a veces tomemos una copa, o
cinco, en la barra de un bar. Eso es todo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Todos somos decepcionantes. Incluso los santos son
decepcionantes. No me creo expectativas. Mi carácter elusivo decepciona a mis
amigos.
¿Es usted una persona sincera? Me gusta el arte, la poesía, la
ficción suprema. No conozco la verdad. No puedo ser sincero. Sobrevivimos
gracias a las mentiras.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Todo mi tiempo es libre. Si no escribo, leo, o paseo, o me
disipo en una barra, o me deleito con la fascinante programación de Telecinco.
¿Qué le da más miedo? Una certeza,
un allí, muy quieto, rígido, en un ataúd, en la sala de un tanatorio, la gente
mirándome, antes del fuego, maldita sea.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Soy de escándalo escaso. Conozco la
caída, la naturaleza de los hombres. He leído a Marco Aurelio. Me escandaliza,
quizás, la gente que se escandaliza, la ira santa de los aspavientos por
nimiedades, por corrupciones políticas, por un presidente del gobierno. Eso me
parece la banalidad de la vida.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa,
¿qué habría hecho? Reverendo
de la Iglesia Anglicana, a ser posible en los tiempos victorianos, no ahora,
que Inglaterra se hunde. Lo digo en serio. Me refiero al anglicanismo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No, jamás, estoy en contra. Me aburre la conversación de los
atletas. Nada hallo más alejado del espíritu.
¿Sabe cocinar? Sí, comida preparada,
bocadillos, exquisiteces. No entiendo una palabra de los menús de los
restaurantes. Nunca sabré qué es la rúcula.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de
esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Soy poco mitómano. Podría decir Dostoievski, pero ¿qué
tendría ese hombre que decirme? ¿Qué tendría que decirle? Necesitaría
traductores del ruso, y los escritores, lo sé bien, son gente aburrida y
simple. Me gustaría conocer a Napoleón, el Espíritu del Mundo, cuando cruza a
caballo por la ciudad de Jena. Me fascina también el idiota, la falta de
inteligencia, la frivolidad engreída de Terelu Campos, por ejemplo. Se aprende
mucho de esa gente. Ojalá pudiera aprender de von Neumann.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? La primera, la onomatopeya Mamá, casi idéntica en todos los
idiomas, por el sonido de los labios que succionan la teta, el sonido del
placer, la inmensa gratitud y el amor, mmmmm, origen de mamá.
¿Y la más peligrosa? Son
peligrosos porque destruyen el lenguaje: los anglicismos. Exigiría Valle-Inclán
en las escuelas, pero los jóvenes dirían: Valle-Inclán no es guay. Sócrates fue
posible por la abundancia de su lenguaje. Hoy no sería posible. Se empobrece el
pensamiento. Tenemos pocas palabras, son tontas, piensan por nosotras.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? ¿Y si dijera que lo he hecho? Sucedió en una estación ferroviaria de Inglaterra, pero no
soy un hombre sincero.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? La izquierda póstuma. Éramos anti burgueses y hoy todo el
mundo quiere ser burgués. Los jóvenes de los barrios bajos llevan cadenas de
oro. Levinas dice: Ningún sistema salva. A veces, por estas cosas, me llaman
reaccionario. El bolchevique de hoy, en el tiempo de las batucadas, ha pasado a
ser un reaccionario.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No lo sé. Nunca lo he pensado. Lo siento. Hypothesis non
fingo.
¿Cuáles son sus vicios principales? He sido un depósito de vicios. ¿Para qué enumerarlos?
Faltaría siempre alguno. He sido el etcétera de los vicios.
¿Y sus virtudes? Si tuviera,
no son mías. Las recibo por acto reflejo de Ana, mi gran presencia benéfica, la
mujer que beatifica el mundo. Yo saqueo sus virtudes.